Cuando se comete un homicidio, en especial un femicidio, la
mayoría de la gente intenta buscar razones y/o explicación para dicha
situación. Por lo general, es difícil hacerse una idea completamente correcta y
que satisfaga el desconcierto que se produjo, pero existen algunos aspectos que
ayudan a armarse una idea al respecto, dentro de estos se encuentra el perfil
del agresor.
El estudio realizado por Castellano, Lachica, Molina y
Villanueva en el año 2004, establece que existen cinco posibles perfiles entre
los agresores, a partir de una evaluación realizada con la prueba 16-PF estos
son:
· Hombre
cuyo perfil de personalidad encaja en el eje de “neuroticismo”, es decir,
que lo agresores que se encuentran dentro de esta clasificación suelen ser
inestables, con bajo control de sus afectos y emociones, inseguros,
dependientes y con baja tolerancia a la frustración. Es por lo anterior que
suelen buscar mujeres estables y fuertes psicológicamente, la cual les trasmite
la seguridad y estabilidad que ellos necesitan, así generándose una relación de
dependencia. Considerando lo anterior, este tipo de hombres vivencia el rechazo
con ansiedad y frustración, lo cual hace que el sujeto tome conductas parecidas
al acoso, persecución, o incluso de agresividad, esta última puede llegar al
asesinato de la mujer. Algunos de estos casos se suicidan luego de cometer el
femicidio, debido a que han perdido a su sostén en la vida.
·
Maltratador
fásico, este sujeto se caracteriza por reprimir sus frustraciones en el
trabajo y liberarlas en la intimidad, es por esto que suelen ser inestables
emocionalmente, extrovertidos, ansiosos y poco responsables en lo que respecta
a las obligaciones de pareja. El maltratador fásico, reacciona de manera
explosiva, ya sea con maltrato físico y psicológico, pero luego de su arranque
de ira actúa como si nada hubiese pasado. Cuando la mujer decide alejarse de
él, ya sea a través de la separación física, denuncias, etc. El agresor se
muestra arrepentido y pide perdón, por lo general prometiendo que no volverá a
pasar, lo cual hace que la víctima, la mayoría de las veces, decida volver a
estar con el agresor y retirar las denuncias por maltrato. Por lo expuesto en
esta tipología, este perfil de agresor suele representar un alto peligro para
la víctima.
·
Maltratador
cuyo perfil de personalidad encaja más en el eje del “Psicoticismo”, los
sujetos bajo este perfil suelen poseer una buena imagen social, es decir, que
desempeñan una labor relevante desde el punto de vista social y profesional,
por lo cual presentan preocupación por su imagen y el comportamiento de esposa
e hijos. Este tipo de agresor, posee una afectividad más bien baja, con un alto
nivel de autoestima e independencia. Debido a lo anterior, cuando estos hombres
se juntan con mujeres dependientes se genera una relación patológica, en la
cual la víctima se encuentra atrapada por la buena imagen social que él
muestra, ya sea porque no cree que le creerán o por las posibles venganzas que
pueda tomar el agresor.
·
El
maltratador de denuncia tardía, este tipo de agresor posee una visión
patriarcal del mundo, en el cual él domina a la mujer, por lo cual cuando ella
muestra actitudes que no le parecen, responde con orgullo y agresividad. Se les
llama tardíos, ya que se descubren entre los 55 y 60 años, ya que anteriormente
la pareja guardaba el secreto celosamente. Este tipo de agresores ha ido e
disminución, ya que las mujeres en la actualidad son más conscientes de sus
derechos y de la importancia de la igualdad de género, por lo cual, no demoran
tantos años en sacar a relucir el problema.
·
Presencia
de alcohol y drogas en la dinámica agresora, aquí se evidencia un perfil
que puede estar presente en los dichos anteriormente, en el cual el agresor
debido al consumo de alcohol y/o sustancias, se vuelve agresivo, por el bajo
control de impulsos y las conductas explosivas que estos producen.
Para que los perfiles recién descritos se
den, suele ser necesario que se den factores culturales que hagan que el hombre
vea a la mujer como un objeto a su servicio, en el cual puede descargar sus
problemas, frustraciones, etc. Es así, como para concluir esta exposición, se
establece que no hay un solo tipo de agresor, y es por esto que se hace
difícil, muchas veces, el identificarlos y/o explicarse sus acciones de manera
completamente correcta y coherente.
Referencia
Castellano, M. Lachica, E. Molina, A. &
Villanueva, H. (2004).” Violencia contra la mujer. El perfil del agresor: criterios de valoración del riesgo”.
Cuadernos de Medicina Forense, N°35.
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