Junto con lo aterrador que es ser víctima de
violencia ya sea intrafamiliar o de género, estas adoptan características las
cuales repercuten a medida que ocurren los hechos:
- Son personas que han desarrollado a lo largo de su
vida, una baja autoestima.
- Se ven a sí misma como una persona que no puede depender de sí misma
- Se siente desesperanzada
y sin recursos de cualquier tipo para salir de la situación de
maltrato.
- Asigna excesivo poder a su
pareja y no se ve
valiéndose por sí misma, en cuanto a protección y seguridad.
- Se sienten culpables del
posible fracaso de la relación y se
atribuyen la responsabilidad de lo que sucede, incluso de las agresiones,
justificando y reforzando los episodios de violencia.
- Se sienten muy
desvalorizadas y desconfiadas de
sus propias capacidades.
- El miedo y la angustia les
impide mostrar el problema y
pedir ayuda.
- Tienden a aislarse y a
ocultar a los demás lo
que están viviendo para protegerse y proteger a su agresor.
- En
algunos casos, aumentan su consumo de alcohol y drogas como parte de las
conductas autodestructivas (Gálvez,
2007)
La
víctima tiende adoptar actitud sumisa ante la postura del agresor,
quien la mantiene confundida con su forma de ser tan ambivalente, donde un día
la maltrata, la insulta y al otro día le trae regalos, y le hace cariño; lo que
a ella le hace pensar y culparse por esta actitud agresiva que ha recibido, ya
que siente que ella ha hecho algo malo, indebido, por eso se merece esos
tratos. Esta mujer víctima, vive el proceso donde tras el periodo cíclico que
se produce por parte del agresor, donde se acumula tensión, para luego ser
liberada contra la pareja o conyugue, seguida de la fase de arrepentimiento y
es aquí donde la victima tiene la esperanza de que esta persona cambie, que sus
palabras de arrepentimiento son francas, por lo que existe la posibilidad de
otorgar otra oportunidad y nuevamente se acumula tensión en la persona
agresora.
Estas
actitudes repercuten en la víctima con una autoestima muy baja, presentan un
síndrome de estrés postraumático, reflejado en una actitud de depresión,
estrés, ansiedad, o inadaptación en los distintos ámbitos de la vida,
sumergiéndose en el alcohol, las drogas o la automedicación de distintos
fármacos, o actitudes seductoras, para así poder lidiar un poco con este pesar
y equilibrar la agresión.
Referencia: Galvéz, C. (5 de novimbre
de 2007). Atina Chile. Recuperado el 20 de octubre de 2012.
Equipo #Hastaquelamuertelossepare #Psicología #USS
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